Al tocar ese instrumento mi cuerpo se movió solo, la música me envolvió y mis dedos de deslizaron ligeramente apretando cada cuerda, con un extraño cuidado.
Paré, dejando la melodia a medias con un sonoro acorde.
Lo miré y recorrí suavemente su contorno.
Sonreí, sin duda, ese violín, seria mio.
Mi cuerpo se estremecia ritmicamente siguiendo el compás de mi respiración, mi aliento se perdía entre el helado viento.
Empecé a temblar, el terror aprisiono mi mente y con ella cada parte de mi cuerpo.
Mis manos se cerraron, apretando fuertemente las uñas contra la piel, la sangre empezó lentamente a pintar mis dedos, como si fuera otro tipo de arte, una pintura hecha del miedo.
Per polítics i medis de comunicació: digues una mentira tres vegades, fins que sigui veritat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario